Hallo iedereen!

Bien, no se aún si ya estoy lista para volver al blog pero aquí van las noticias para quienes siempre están pendientes de mí...

Después de casi 2 meses de planeación y de dejar todos mis asuntos en México arreglados (casi todos), por fin estoy instalada en mi nuevo hogar en La Haya, Holanda, el viaje fue largo, empezando por la ida a Nogales, millones y millones de gracias Rafa y Lupita, por llevarme, por estar siempre conmigo en los momentos más importantes de mi vida y por su amistad incondicional, luego de varios litros de lágrimas, confesiones y consejos, finalmente tomé el shuttle a Phoenix, afortunadamente la mujercita tosigienta que iba sentada adelante de mí no me contagió, en el aeropuerto, tuve la ya acostumbrada sesión de reacomodo de equipaje para no rebasar la franquicia y de ahí por un riquísimo café del Starbucks, unas horas más tarde abordé mi avión y el vuelo transcurrió de lo más tranquilo, quizás porque me la pasé dormida y porque me tocó una vecina de asiento bastante decente que ni lata dio.

Hice una escala en Londres, así que tuve esperar ahí como 3 horas a que saliera mi siguiente vuelo, todo normal, gente yendo y viniendo, niños mocosos llorando y mucho pero mucho sueño, finalmente volví a abordar y fue el vuelo más corto de toda mi vida, fue una hora y media pero a mí me parecieron como 20 minutos, lo único malo de todo el viaje fue cuando pasé por migración en Holanda, al agentito se le hizo raro que una Mexicana que decía que venía de su casa en México hubiera tomado un vuelo en los Estados Unidos, así que me pasó a la oficina en donde me hicieron MIL preguntas y en una de esas ya casi no me dejaban pasar, quizás solo porque vieron todos los sellos de mi pasaporte se apiadaron de mí… por cierto, el agente estaba guapísimo y eso que aunque aquí hay muchos hombres de buen ver nunca me había llamado la atención uno… ojalá lo mandaran a verificar la dirección que di de donde me iba a quedar… jejeje.

Después de que también le pareciera rara al agente aduanal y me preguntara si no tenía nada que declarar y de que me hiciera pasar las maletas por los rayos X, finalmente salí a comprar mi boleto de tren y a seguir las instrucciones que me dio Giuliana para llegar a la casa, fue bastante sencillo aunque justo cuando iba a llegar comenzó a llover así que caminé una cuadra con mis maletotas y bañándome en agua helada. Me recibió Simone, la roomie Alemana del cuarto de enfrente, amablemente me ayudó con el equipaje (son terribles las escaleritas de las casas en Holanda) y así fue como llegué a mi destino final… aquí les dejo las fotos de mi cuarto en Den Haag.

Por cierto el ático tiene un par de puertitas que dan miedo estilo película de terror... yo dejo la luz prendida mejor... por si acaso, no me vaya a salir el Holandés volador...