lunes, octubre 13, 2008

US border

Yo siempre pensé que los Europeos tenían ciertos provilegios en Estados Unidos, me imaginaba que podían entrar como por su casa, especialmente esos con pasaportes de países ricos como Alemania.

La semana pasada fui a Tucson en viaje de trabajo, después de varios extraños ajustes de presupuesto, terminé yendo en el carro del gerente de planta junto con Alexander, uno de los ingenieros Alemanes que trabajan ahí. El siempre me había parecido algo serio, accesible pero muy metido en su trabajo, aunque eso se terminó después de 5 horas de camino en carretera y una cena con cervezas.

Durante el viaje hablamos y hablamos sin parar, ya que habíamos tomado un poco de confianza, empezamos a contarnos más sobre nuestras vidas, a hacer bromas y decir chistes, la pasamos bastante bien en general. Los problemas empezaron cuando llegamos a Nogales, Alex decía que quería renovar su permiso para estar en USA, un trámite que es bastante normal y rápido para quien tiene buenos registros de entradas al país (esa era yo). Como es costumbre, hicimos fila para pasar la revisión en la línea, mientras esperabamos nuestro turno, él me contaba que a veces tenía mala suerte y le tocaban los agentes más estrictos, cuando se dio cuenta que estabamos precisamente en la fila de uno esos agentes empezó a quejarse, estaba diciendo cosas que no nos favorecían para nada, hay una leyenda urbana que dice que además de camaras, tienen micrófonos en esa zona y justo cuando sólo faltaba un carro delante de nosotros se le ocurre decir jugando que lo que los agentes no sospechaban es que ese carro que estaban revisando era de nuestro narcotraficante personal.

Por primera vez, me tocó ver que las camaras de seguridad tomaran fotos de las personas que estaban intentando entrar al país, obvio los fotografiados fuimos nosotros, ahí fue cuando me empecé a preocupar, lo siguiente que pasó fue que al revisar nuestros documentos le parecimos extraños a la agente, hizo muchas preguntas y nos hizo pasar para otra revisión. Cuando nos estacionamos de inmediato vino un policía a decirnos que no nos bajaramos del carro, nos pidió que dejaramos nuestros celulares sobre el tablero del carro, revisaron mi bolsa y revisaron a Alexander para comprobar que no tuvieramos armas. Después de eso nos metieron en una oficina aislada y nos hicieron esperar ahí, yo tenía mucho miedo, nunca me había pasado algo como eso pero Alex solo se reía, ahí fue cuando me explicó que a el siempre le aplican el mismo procedimiento, no es exactamente normal ver pasar por la frontera de México a un joven Aleman en un carro de lujo y acompañado por una herrrrmosa Mexicana (o sea yo).

Pasados 5 minutos nos dejaron salir de la oficina, nos regresaron los pasaportes y nos dejaron pasar. El resto del viaje fue tranquilo, abrimos el quemacocos y disfrutamos de un viento delicioso y un cielo totalmente estrellado. Llegando a Tucson fuimos directamente al Best Buy a buscar un GPS para él y de ahí a cenar ¨deliciosa¨ comida ¨Americana¨. Un rato después fue a dejarme a mi hotel y él se fue al aeropuerto.

Lección aprendida... nunca pases la frontera con extranjeros sospechosos.

No Nelson, tú y Claudia ya no son sospechosos, aunque quizás tengan expedientes en donde los señalan como terroristas.