El pequeño diccionario...
Las ultimas semanas aquí han sido muy duras, quien bien me conoce sabe que es muy difícil que me de por vencida y en esta ocasión ya llegue al punto de considerarlo, alguna vez alguien me preguntó si creía en el destino y como para que no se me olvide que debo hacerlo, el mismo destino me mandó un recordatorio…
Ayer fui con mi compañero de la India a buscar perlas para su esposa, le recomendaron un mercado en el centro de la ciudad, saliendo del trabajo le pedimos al chofer que nos llevara a ahí, había un tráfico del demonio a causa de la lluvia y yo en lo único que pensaba era en volver al hotel y dormir un poco.
El encontró lo que buscaba y mientras regateaba yo me dirigí a una tienda que me pareció interesante, había algunas cosas viejas aunque no como para considerarse antigüedades, también algunos objetos que prometían ser maravillas, como el espejo de Mao o su taza de té, cuando me disponía a salir del lugar, un pequeño librito llamó mi atención, lo tomé, lo abrí y lo primero que encontré fue mi apellido materno subrayado en rojo.
Debo haber puesto una gran cara de asombro, porque el dueño, -un señor mayor que no hablaba absolutamente nada de Inglés- de inmediato comenzó a preguntarme a señas si ese era mi nombre, pregunté por el precio, no regateé como lo hubiera hecho con alguien mas joven, con más ventajas y sobre todo con más ventas, a final de cuentas la anécdota bien valió la pena.
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