Hay tanto que quiero decir pero mis dedos se niegan a dejarlo salir,
hay tanto que quisiera llorar pero en este cuerpo decadente no quedan lágrimas ya.
Estoy cansada, otra vez cansada,
de estar vagando y no quedarme nada,
de no saber en donde poner el principio,
de que se me esconda el final.
No tengo boca, ni pies,
y mis manos perdieron mi fe,
quiero los despojos fuera,
entre mis pecados capitales verles,
que se hundan en su lodo
y de mi memoria se desvanezcan.
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